1 de enero de 2011

Civilización, civilidad y sustentabilidad: Sociedad permisiva y valores ambientales

Revisión desde un alumnado universitario
José David Lara Gónzalez*

Resumen 
La civilización actual muestra grandes diferencias en la calidad de vida de los diferentes grupos humanos y dentro de ellos mismos. La civilidad no se ha visto empatada con la civilización, la civilización ha caminado rápidamente hacia no se sabe qué mientras que la civilidad ha sufrido una contracción con riesgo de desaparecer de los individuos y de las sociedades. La sustentabilidad plantea que es necesario para la sana evolución del mundo, que se dé una ligazón estrecha, íntima entre civilización y civilidad para que las mejoras en una sean al mismo tiempo para la otra y a la vez, para que una sea posibilitada por la otra, puesto que son simbióticas, sinérgicas.
            Los precursores del desarrollo han sido los mismos impulsores de la acelerada pérdida de civilidad actual. Esos precursores son los proyectos de modernidad operados por medio de modelos de desarrollo que reducen el todo a asuntos y problemas económicos, cosificando todo y tasando la existencia misma.
             A través de las representaciones sociales, extraídas de la información de una encuesta sobre algo más de un millar de alumnos-as de licenciatura de una universidad pública de la provincia mexicana, podemos observar cómo los modelos desarrollistas de la modernidad fincados en lo económico han impactado el pensamiento de nuestro estudiantado, guiándolo hacia una sociedad liberal permisiva. Pero, también podemos observar, cómo se da la presencia de otros elementos que nos hablan de una cierta resistencia del alumnado que va brindando un espacio negociador con una realidad alternativa y, que son sustrato para una evolución socioindividual que se entorna sobre líneas de sustentabilidad, donde se aprecia el juego-rejuego de los sistemas valorales y sus bases de fondo.

Presentación 
La última y tan sonada crisis económica (2008-2009, intentando darle una acotación en el tiempo) es una manifestación más del mal estado en que se encuentra la situación mundial desde considerable tiempo atrás. Ésta última crisis económica que nos golpea actualmente es una de las resultantes de la aplicación continuada de una serie de modelos existenciales que por décadas o por siglos, como se le quiera ver, han perseguido el desarrollo social en la búsqueda del históricamente deseado progreso. Esos modelos han puesto a la economía y su cosmos, como el eje rector y la plataforma no sólo para lograr el desarrollo sino como modo de vida y no para unos pueblos sino, en base a los principios globalizantes, para todo el mundo (Sachs, 1992). 
            Sin embargo, el desarrollo social ha sido precario, en algunos casos se ha avanzado positivamente, en otros muchos ha sucedido lo contrario y el balance de los logros positivos frente a los negativos de tales modelos (y hasta filosofías) de vida no es bueno para las grandes mayorías alrededor del planeta, impactando negativamente no sólo al ser humano sino al resto del ecosistema global Tierra, a la vez que ha afectado fuertemente la propia naturaleza del ser humano confrontándolo consigo mismo, con sus congéneres y con los demás elementos de nuestro planeta (Roszak, 1985).
            Si bien la crisis económica del momento es real y aguda, más grave es la situación crítica de la humanidad como conglomerado social mundial, y de la humanidad como la parte que todos los seres humanos llevamos dentro. Aquí nos estamos refiriendo a la humanidad dentro y fuera del propio ser humano y sus formas de asociación (Sabato, 2004 y 2006).
            La MODERNIDAD con sus proyectos liberadores transformada en hito global del desarrollo y éste por medio de los distintos planes de la economía para lograr el Estado del bienestar primero y, luego la utópica “vida feliz” en el “mundo feliz” (de Huxley) por la alta calidad y alto nivel de vida de las grandes sociedades, brindadas éstas por el gran avance de lo científico y tecnológico, promovió el “vencimiento” de la naturaleza  asegurando su domesticación para conseguir con ello una vida libre de preocupaciones y llena de satisfactores y satisfacciones (Zeraoui, 2006). Se cambió al Dios de las tradiciones populares por el dueto divinidad CIENCIA-TECNOLOGÍA, desentendiéndose de la conciencia moral (Hans, 1998). La economía pasó de proponer al desarrollo como proyecto y medio para alcanzar la evolución humana y social a su decreto como “ley” ineludible de ésa evolución, y meta-objetivo de ella.
            Se han dado múltiples pasos para alcanzar la materialización de los postulados de la modernidad del desarrollo y del capital. Se llegó a proclamar el “fin de la Historia” cuando el socialismo-comunismo real, también con su propio proyecto emancipador, se vació a sí mismo por variadas razones y motivos. La materialización del proyecto modernista no fue, la que se operó fue la materialización del ser humano, de decir, lo que se fue consiguiendo fue volver al humano un ser material, mejor dicho materialista. Un “Señor” de lo OBJETIVO donde lo SUBJETIVO se negó y se ha intentado arrasar (Sarlo, 1994).
            Tales cuestiones no podían menos que impactar dura y rudamente la naturaleza dentro y fuera del ser humano. Ahora, algunos suponen que nos encontramos en el punto máximo de la civilización humana. Se dice que nunca la humanidad había logrado tal grado de civilización y se acude a presentarnos una serie de IMÁGENES ICÓNICAS de semejantes “adelantos” de la civilización con ciudades tremendamente grandes, medios de transporte súper rápidos y cómodos y seguros, medios de comunicación ultra veloces y de gran accesibilidad, aparatos “casi” perfectos que hacen cosas sensacionales y a los que se les presenta como “INTELIGENTES”, etc., un largo etc. (Bauman, 2007). Esto puede ser innegable, pero al contraluz, en contraparte está el increíble deterioro de los ecosistemas naturales y de los humanos. Si bien algunos de esos logros son asombrosos y tienen su valía y validez, también es cierto que el costo y precio pagado por ello (y por pagar todavía) son excesivos e INACEPTABLES, de tal manera que el desarrollo-progreso en lugar de estar presente, se ha alejado aún más para la gran mayoría de la humanidad (Norzagaray, 2007).
            Ese avance del desarrollo no contemplado antes, se ha querido ver como el mismo avance de la civilización. Pero no es así. La CIVILIZACIÓN para serlo debe cubrir a todos los elementos del sistema, elementos de toda la organización social y elementos del AMBIENTE. No puede haber civilización que realmente lo sea sin que el proceso signifique la evolución POSITIVA, lo que dice buena, de todo el sistema. La civilización presentada ante nosotros mediante esos íconos es sólo la cara que el capitalismo-economicismo modernista nos quiere dar. La otra cara, la contracara es muy distinta: pobreza-miseria, injusticia, inequidad, violencia, ignorancia, inmoralidad-amoralidad, inseguridad, sufrimiento, agonía, sólo para mencionar algunos RESULTADOS negativos de la modernidad desarrollista.
            El ser humano en general ha pagado los costos y los sigue pagando. La civilización, de algún modo, se ha detenido, si no que ha retrocedido. La CIVILIDAD, es decir, el constituyente “orgánico” más humano de la civilización ha sufrido cambios muy serios, de tal modo que es un asunto-problema dentro de la civilización que se encuentra en tendencias de extinción. La civilidad se está perdiendo aunque la civilización continúe (Duque, 1984).
            Las sociedades son, cada vez más, laxos conjuntos de individuos yuxtapuestos solamente, dando entrada a la transmutación de las sociedades a “masas” humanas (Marcuse, 2001). Individuos aislados y recelosos de todo y de todos. Las sociedades se han ido ESCINDIENDO y el ser humano común cada vez más tecnologizado es simultáneamente más ignorante, más egoísta y más EGÓLATRA. La civilidad, fincada en los entramados de la ética-moral, por su mera naturaleza es una de las fuerzas, energías que sostienen la trama mayor de las sociedades. La civilidad contiene conciencia, congruencia, madurez, solidaridad, conocimiento, responsabilidad, juicio, normatividad al mismo tiempo que sensibilidad, inteligencia y amor. Al ser castigada en los procesos hacia el desarrollo de los modelos cursados, puesto que sus componentes son contrarios a los intereses y finalidades de ésos modelos, precisamente cobra mayor envergadura hoy para contrarrestar los resultados negativos del desarrollismo modernista.
            La modernidad a través del desarrollo tuvo que plantearse estrategias muy fuertes para perseguir sus cometidos. Así, tuvo que atacar las raíces históricas de la civilización para hacer ver que sus ofertas eran mejores que lo que se había vivido. Reformuló la SÍSTOLE SOCIAL de las tradiciones-costumbres señalándolas de arcaicas, caducas, extemporáneas. Pero también la DIÁSTOLE SOCIAL del mundo axiológico de antaño tildándolo de inoperante y superado ya. Fabricó y fabrica en la modernidad líquida de Bauman (2006), sus propias tradiciones-costumbres un tanto más laicas aunque no deja de recurrir, eclécticamente, a los actos rituales y religioso-ideológicos retrabajados. Asimismo, entabla su propia axiología (digamos más ligth), centrada en sus pilares rectores y rotores que son los INTERESES desalojando PRINCIPIOS Y VALORES a un plano de menor importancia.
            Entonces, de las sociedades costumbristas tradicionales de lo que se dice, una “SOCIEDAD REPRESIVA”, que en el mundo occidental y occidentalizado, ahora, mejor dicho, AMERICANIZADO estaba “acotada”, léase normada, por principios y valores de la antigüedad judeo-cristiana, ahora se pretende, dentro del panorama de la globalización mundial y del paradigma de la homogenización del ser humano como “ser unidimensional” o “agente sistémico”, que vivimos en la sociedad abierta, liberal y liberada, la “SOCIEDAD PERMISIVA” (Duque, 1984 y Antaki, 2000) donde el ser uno consiste en realidad en el tener, si uno tiene entonces uno es y además lo que más importa es ser y si se es feliz tanto mejor, pese a que haya millones de seres postrados con existencias miserables, humanos o no.
            Por ello, cualquier modelo de desarrollo que intente el progreso de la humanidad debe reforzar a la civilización por medio de la civilidad, reconstituida en términos que faculten un desarrollo sustentable y compatible. Un desarrollo que se vea realmente orientado hacia el progreso, si es eso lo que se quiere; ya que hasta hoy nadie (conscientemente cuerdo, responsable y bien facultado) ha podido “demostrar” que el progreso sea una “OBLIGACIÓN”.  Pensando que el ser humano común tiene en su naturaleza original la capacidad de análisis crítico y propositivo y que puede desear participar, con su quehacer y sentir, en las tareas de manutención y evolución de los grandes conglomerados humanos, si así lo asume y admite, si le parece pertinente.
            La propuesta más reciente de una vía factible y acertada para perseguir el desarrollo social y humano es la que acude a los enunciados de la sustentabilidad (Alianza para el Desarrollo Sustentable de Centroamérica, 1994). A esa vía nos ajustamos aquí y a esa vena del pensamiento humanizado y ambientalizado recurrimos y queremos recurrir para invitar a nuestros congéneres a sumarse al proceso, largo-utópico, de sustentabilidad y sostenibilidad de la vida que por extensión daría una oportunidad al buscado desarrollo y al anhelado progreso.
            Entendiendo a la EDUCACIÓN en general y a la EDUCACIÓN SUPERIOR en particular como poderosos e importantes vectores y bastiones en la lucha por la sobrevivencia de nuestro mundo y forma de vida, ante los drásticos avatares de la modernidad y los desarrollismos (de Alba, 2004) y, reconociendo también la importancia social e individual que los estudiantes universitarios tienen ahora y tendrán mañana cuando formen parte de la sociedad ya en su fase de profesionistas ocupando, quizás, funciones de relevancia notable o tan sólo como miembros de la misma (como la mayoría de nosotros), nos dimos a la tarea de investigar los conocimientos, creencias, deseos, inquietudes, ideas, valores, actitudes que un estudiantado universitario de nivel licenciatura expresan acerca de significativos ítems alrededor de nuestra realidad socioambiental mexicana. Con ello queremos sentar un precedente para que en una segunda fase de investigación, se puedan atender los puntos guía explorados en el presente estudio, para contribuir desde nuestra ubicación de profesorado universitario, a las labores que intenten mejorar la situación nacional actual en la búsqueda ya no del desarrollo-progreso sino tan sólo de la SUPERACIÓN DEL NIVEL DE VIDA Y CALIDAD DE VIDA de nuestros conciudadanos, en un compromiso asumido en términos de sustentabilidad con el resto del ambiente, en una simbiosis comunal necesaria y pertinente ser humano-naturaleza, ya que nosotros mismos somos NATURALEZA.

Síntesis metodológica 
Dada la importancia que en nuestro país tiene la educación de carácter público, precisamente en una populosa universidad pública del Estado de Puebla, México, se realizó la presente investigación por medio de la aplicación de una encuesta denominada “sondeo socioambiental”. Se cubrió todo el rango de la oferta académica distribuida en las seis áreas del conocimiento que tal institución sostiene: desde las ciencias naturales y exactas hasta las de sociales y humanidades pasando por las de ciencias administrativas y tecnológicas. Se muestreó poco menos del 50% de las licenciaturas ofertadas, resultando en un total de 22 de ellas.
            El universo de estudio se muestreó en dos partes. Una submuestra de ingreso con alumnos del primer tetramestre de cada una de las 22 licenciaturas y, una segunda submuestra con alumnos pertenecientes al tetramestre más cercano a su momento de egreso de las mismas licenciaturas participantes.
            Mediante la doble evocación y bajo instrucciones de respuesta simples y directas, tanto en forma oral como por escrito, se les aplicaron los diferentes reactivos que fueron diseñados como indicadores. Cada reactivo presentó dos espacios de respuesta, siendo de acuerdo a nuestra metodología que el valor de importancia de las respuestas que aparecen en el primer espacio es superior al de las que se registran en el segundo espacio blanco. Se les aseguró que sus respuestas eran totalmente anónimas y que cada espacio de llenado podía ser cubierto con una o máximo tres palabras.
            La información se recopiló y procesó sistemáticamente. El análisis de la información se efectúo acudiendo a la Teoría de las Representaciones Sociales revisando el contenido de las respuestas emitidas (Moscovici, 1979; Jodelet, 1986; Abric, 1994; Flament, 1994). Específicamente se aplicó la Teoría del Núcleo Central de las Representaciones Sociales (Verger, 1994; Guevara, 2005).
            Puede entenderse por representación social a aquel conocimiento de sentido común que todos tenemos sobre un objeto, materia, suceso o fenómeno. Una representación social puede estar constituida por conocimientos, actitudes, valores, creencias, deseos, ideologías y es una forma de participar en el medio social. Es una forma de interpretación mediada de la realidad y un modo de acercarse a lo que en determinado momento parece ajeno. Es una manera de apropiarse de la realidad, una manera de percibirla y asumirla (Moscovici, 1979).
            De acuerdo a la teoría aplicada, una representación social está estructurada por un núcleo central y un sistema periférico (Jodelet, 1986; Flament, 1994; Guevara, 2005). El núcleo es la parte más importante de la representación social, contiene la información que dirige a la misma siendo al mismo tiempo la información más compartida dentro del sistema. Es la parte más estable de la representación y por lo mismo es la parte más difícil de modificar. El sistema periférico contiene a la información secundaria, colateral, que viene completando a la representación social; información que viene siendo menos compartida o definitivamente no compartida dentro del sistema informativo constituido. Es menos estable que el núcleo central y por tanto es más sensible a los cambios. Cubre funciones de protección, asociación y actualización de la representación social.
            Dada la propia naturaleza de las representaciones sociales, desde el enfoque estructuralista de las mismas (que es el aplicado en nuestro caso), su núcleo central puede ser más o menos corto mientras que el sistema periférico puede ser amplio.
            El sistema periférico puede extenderse a tres niveles. El “más cercano” al núcleo central guarda la información que presentó una alta frecuencia de enunciación pero cuyo valor de importancia calculado no alcanzó a cubrir el criterio discriminante para ser parte del núcleo central de la representación. El valor de importancia calculado denota directamente que la información alojada en este nivel de la periferia, fue enunciada preferentemente como la segunda opción de respuesta por los encuestados. Sin embargo, por sus cualidades, esta información, bajo determinadas circunstancias, es la que presentaría la mayor probabilidad de llegar al núcleo de la representación social.
            En seguida se encuentra la información intermedia del sistema periférico. Se mantiene a mayor “distancia” del núcleo central y contiene a la información de que presentó un alto valor de importancia evaluado pero sus frecuencias de aparición son más bajas que las correspondientes tanto al núcleo como al primer nivel del sistema periférico.
            Finalmente, el tercer nivel del sistema periférico está constituido por la información que se considera más rara, pero no por su contenido sino por ser la información que en su evaluación presentó un bajo valor de importancia tanto como frecuencias bajas. El bajo valor de importancia calculado para esta parte del sistema informativo está directamente determinado porque mayoritariamente los encuestados enunciaron tales respuestas como su segunda opción. Contiene a la información más “distante” del núcleo central de la representación y es la parte del sistema informativo más propensa a “salir” o perderse de la representación social, bajo determinadas condiciones.  

Resultados y discusión 
Civilización, civilidad, sociedad y valores son tanto sustratos como factores estructurantes del desarrollo por medio de la sustentabilidad. Sin embargo, los modelos de desarrollo aplicados a nivel mundial y local no han brindado las oportunidades de gestión, gestación y conformación que logren un equilibrio en la evolución de dichos factores. Se han favorecido unos y aletargado otros. Se han transformado unos con giros en un balance difícil, que han resultado en resumen más positivos que negativos y, en otros casos en forma inversa (Díaz, 1996).
            De esta especie de ecuación socioambiental, aun sin solución general, con apenas unas pocas soluciones particulares para unos pocos casos particulares (los grupos privilegiados y sus pequeñas colectividades) es de donde brota la crisis socioambiental, crisis de civilización, en que vivimos desde hace décadas (Sabato, 2004).
            La civilización (por momentos y en ciertos casos, introyectada a la fuerza) en su proceso  de génesis y operación, ha invadido y afectado prácticamente todo el orbe. Guardando diferencias muy importantes entre unos grupos y otros, entre unos países y otros, de alguna manera ha llegado a todos lados y ha impuesto sus normas y modos en el quehacer humano con distintos niveles de intervención sobre el ambiente y con distintos logros en el cosmos meramente humano, muchos de ellos, no precisamente bienvenidos ni realmente favorables para el desarrollo en términos absolutos (Eldredge, 2001).
            Para nuestro caso, es probable que de la separación entre civilización y desarrollo surja el hecho de que el estudiantado encuestado no esté significando al desarrollo como civilización, ni como civilidad en las representaciones sociales correspondientes; siendo que en el caso de la representación social del progreso tampoco aparecen estas dos importantes consideraciones.
            Los modelos de desarrollo practicados han propiciado una civilización típica. Civilización que discurre sobre elementos aligerantes de la “pesada” carga cultural que los pueblos han generado históricamente y bajo procesos muy duros de adaptación y socialización. Ésta carga cultural “pesada” aparece en algunas ideas del estudiantado para significar a la cultura, en cuya representación social figuran aunque en la periferia más distante, es decir, entre las respuestas más “raras”: “defectos”, “freno del desarrollo” muy expresiva ésta última.
Asimismo, la civilización corre sobre elementos homogenizadores (Marcuse, 2001), intentando abrir el mercado mundial para hacerlo el marco regente de la existencia: crear ideas, sentimientos, sensaciones, creencias, necesidades, actitudes, dependencias uniformizadas para ahora poder ser cubiertas por el expansionismo capitalista y acumulador del reino de la “competitividad”, que vendría a consolidar la transformación de la búsqueda de la felicidad, por la mera satisfacción “pura” del tener, del obtener status, reconocimiento, poder, PERSONALIDAD.
            La civilización que se ha venido instituyendo es “occidentalizada” y en los últimos tiempos, propiamente “americanizada”. El american way of life es una realidad palpable en nuestro ámbito nacional. Esta forma o modelo de civilización es economicista, donde se desplazan a sectores secundarios lo social, lo político, lo intelectual, es decir, lo más humano de la humanidad. El modelo americanizado, sumado a los anteriores, ha dado origen a una civilización inmediatista, de prontitud, donde no hay tiempo ni lugar para la reflexión, para la convivencia y el desarrollo humano de las comunidades y sociedades (Bauman, 2007), donde el “Tiempo es Oro” y donde se asumen los INTERESES como rectores en vez de los valores y principios. Donde todo es urgente y las soluciones son para “ayer” (expresión sumamente común en nuestro medio y que resume la inmediatez señalada).        
La civilización se divorcia de la civilidad, se separa, adquiere un significado distinto de la civilidad (Duque, 1984). Esta civilización es un gran proceso de cambio, acelerado en su proceder de acuerdo al modelo capitalista de desarrollo que entiende que puede ser menoscabado, amenazado por modelos existenciales ALTERNATIVOS, hipertensando las relaciones y agudizando sus acciones, haciéndolas más severas y sin razón, basadas en motivaciones (no razones) que llegan al absurdo.
            Con fuertes componentes modernistas, las civilizaciones actuales prefiguran y diseñan una existencia competitiva, productivista que prioriza los resultados a corto plazo sin considerar los de largo plazo y alcance y, descontando los costos de sus materializaciones. Por supuesto, ésta forma de civilización no es precursora del desarrollo positivo, sustentable-compatible (Torres, 1999).
            El modelo sustentable supone un desalojo de la civilización modernista necia, ciega, aciaga y una recomposición y reposicionamiento de la civilidad.
            El modelo actual plantea a la civilización de los pueblos como una meta y como un medio, pero sus logros son magros y las pérdidas medidas en términos de humanidad-ambiente son mayores que sus resultados positivos. Además, condiciona a la civilidad hasta grados de inoperancia limitando su evolución (Toffler y Toffler, sin año).
            La civilidad forma parte de la civilización y de hecho es su espina dorsal. La civilidad es un proceso que CULTIVA al humano y lo hace pasar de sujeto a persona. Se completa el proceso mediante la ambientalización: la persona común se vuelve PERSONA HUMANA. El conformismo social innato del modelo de civilización occidental, promueve el cambio de los sujetos a su papel de agentes sistémicos, de operadores del sistema (Roitman, 2003). La civilidad ampliada, es decir, la civilidad ambientalizada plantea el rescate del agente sistémico para reintegrarle sus facultades de individuo de un colectivo, el individuo social, la persona humana que sabe y entiende de sí mismo y del grupo social, que reconoce virtudes y defectos, principios-valores e intereses, que habla de sus responsabilidades-obligaciones tanto como de sus derechos ciudadanos y humanos, así como de sus deseos y anhelos.
            La civilidad es el individuo socializado por elementos histórico-culturales. Implica la socialización de los individuos por rubros de libertad y solidaridad conscientes, responsables y congruentes con el devenir de su evolución como especie, en equilibrio compartido y activo con el resto del ambiente. La civilidad es un indicador directo del desarrollo de una civilización, incluso civilidad es indicativo de AMABILIDAD, pues es el componente más humano de la civilización.
            Mientras mayor y mejor civilidad se dé en una sociedad, ésta será más sustentable. La civilidad ampliada o ambiental es contraria a los modelos de civilización actuales.
            De este modo, los modelos que insertan la sustentabilidad, priorizan el cambio de la civilización actual que relega y hasta niega la civilidad, civilidad que necesitamos reconstruir, incluso, delante de un panorama no propicio y, que impone por necesidad el desplazamiento de la falaz civilización de consumo-consumismo.
            De alguna manera lo que se tiene hoy es un “exceso” de civilización a cambio de una carencia de civilidad. Se da hoy la notoria ausencia de un código civil, lo que dice, el código por excelencia (Antaki, 2000).
            Con agudos embates de modernidad, la civilización se exacerba y los individuos viendo su existencia limitada cada vez más por sus necesidades reales y por las nuevas precreadas ad hoc por el mismo modelo productivista-consumidor, se ven desorientados y en muchos casos desarrollan un temor (que llega a ser miedo y pavor, no son pocos los que señalan que nos encontramos en la “sociedad del miedo”) por ser ellos mismos.
            Las voces del modelo consumidor preconizan por todos los medios y a toda hora las bondades del liberalismo SEDUCTOR. Se refuerza la necesidad del sujeto por la felicidad (de Velasco, 1999). La existencia humana se define como la búsqueda incansable del ser feliz, la felicidad es la meta preponderante de la vida, el “paraíso en la Tierra”. El alumnado encuestado comparte esta circunstancia y es así como en la representación social del caso, de entre poco más de 380 respuestas distintas, la segunda más importante y posicionada en el núcleo central, es la de significar a la calidad de vida como la “felicidad”, sólo por debajo de “salud”. El modelo desarrollista no establece (ni favorece ver) que la felicidad es una forma de autorrealización: el sujeto “realizado” puede ser feliz, pues una parte de esa realización consiste en satisfacer el hito histórico de la felicidad.
            La felicidad es esquiva; reza la filosofía popular: “la felicidad no existe, sólo existen los momentos felices”. Sólo haciendo caso parcial a tal aseveración, pues resulta una sentencia debatida y debatible, lo que se quiere resaltar aquí, es que la realización es una idea mayor que la felicidad, es más estable y duradera, o sea, que la realización de una persona contiene en ella misma una parte de felicidad. Pero el alumnado no lo considera así puesto que como se anotó, señala a la “felicidad” como la segunda respuesta más importante para caracterizar a la calidad de vida, en cambio la “realización” aparece como una de las más secundarias, apenas en la periferia más alejada del núcleo central y mencionada principalmente como segunda opción.
Continuamente se presiona con la idea de que el humano tiene como finalidad la felicidad y, la persona común así lo asume y pasa su vida gastándola hasta dolorosamente en conseguir ese “premio”. La idea de la “felicidad” forma parte de las representaciones sociales del alumnado sobre los derechos ciudadanos y de los derechos humanos, es decir, que la consideran un derecho. Pero el modelo operado determina a la felicidad terrenal lo mismo que la celestial, como “premio” al desempeño de toda una vida y, se dan todo tipo de argumentos para ello, hasta el rol que juega el “sacrificio”, respuesta que aunque aparece en el fondo del sistema periférico forma parte de la representación social de la calidad de vida.
            Parte de la modernidad-posmodernidad es su característico eclecticismo, el tomar de aquí y de allá los elementos que convengan a su discurso (Zeraoui, 2006). Toma entonces aquí, el asunto de la felicidad y lo trastoca deliberadamente. Dado que la felicidad suele ser tan relativa y tan difícil de alcanzar, mejor se la vende, se la mediatiza con sucedáneos.
            De una felicidad basada en cosas etéreas, sentimentales, idealizaciones, etc., se la aterriza y se la transforma en una felicidad INSTRUMENTAL, la felicidad puesta en tener todos los aparatos y comodidades de vanguardia que día a día aparecen en el “gran mercado” (e incluso asegurándose el obtenerlos antes de su salida al mercado, mediante su apartado con tarjetas de crédito, por ejemplo, para la gente VIP: el nirvana llevado al colmo terrenal o viceversa) acompañados de los símbolos infaltables de importancia, fama, poder, éxito y personalidad: el mejor empleo, la mejor casa en el barrio más exclusivo (excluyente en realidad) y un amplio etc. Se vende la imagen de que la felicidad comprada es realización. La felicidad se cosifica, se comercializa. No sería muy gratuito que el alumnado indique que calidad de vida es “comodidad” entre las respuestas más importantes pese a no ser nuclear e igualmente, no obstante ser una respuesta secundaria, significarla como “éxito”.
            Para completar el proceso de la felicidad terrenal se la hace sinónimo de la realización de la persona y, se presume que tal realización (materialista) de la persona es su transformación de persona a PERSONALIDAD, personalidad “alta” que con el sistema de símbolos y códigos mencionado, hace del individuo anónimo un personaje: ente anónimo→persona→personalidad↔personaje, ésta es la vía de mutación del sujeto común por medio de la felicidad mal entendida como realización humana; secuencia (que puede convertirse en secuela) que presenta el fenómeno de que a veces se adquiere el “reconocimiento” como personalidad y en otros casos el de personaje, con indefinición en el sentido lato de cuál de los dos vértices devenga mayor “prestigio”. En nuestro sistema informativo, no obstante ser una respuesta de escasa fuerza que sólo aparece en la parte más alejada del núcleo central de representación, se significa al desarrollo como “personalidad” entre los educandos encuestados. Pero la realización humana es distinta de ello. La felicidad es una parte de la realización humana, sólo una parte. Incluso en el ascetismo la felicidad no se considera una necesidad ni se la percibe como parte de la realización de las personas. Claro que el ascetismo es una práctica demasiado singular que presenta visos fundamentalistas y los fundamentalismos no forman parte de la sustentabilidad.
            Los modelos actuales de civilización en su eclecticismo-pragmatismo-utilitarismo modernizante acuden al liberalismo y el estudiantado no logra apartarse de tal conexión y entiende como calidad de vida a la “libertad”, respuesta que forma parte de las siete que conforman el núcleo central, por lo cual su importancia es innegable.
El liberalismo comercial sólo es un ramal del liberalismo más amplio, es el más notorio, pero no el más importante. Para impactar y profundizar sus cambios idóneos, el modelo existencial de la actualidad impone un liberalismo menos conspicuo (quizás), pero más trascendente, el más importante, el LIBERALISMO DE LA MENTE, liberalismo psicológico que por operatividad es también liberalismo social: apunta a romper las barreras y normas sociales históricas y culturalmente formuladas. Rompe con ellas, las bloquea, manipula, proscribe y las reformula ahora adecuadas y sumisas a sus premisas, sin entender ni dejar comprender que la libertad conforma al propio desarrollo (Sen, 2000).
Se encuentra así a la civilización mundial del momento con severos giros de transformación: de una sociedad limitada, acotada por normativas (escritas o no, legales o no, legítimas o no) ahora se tiene una sociedad permisiva (Duque, 1984; Antaki, 2000).
La alta importancia de la libertad y las libertades en general, esa tendencia al liberalismo se puede observar en las representaciones sociales del alumnado: la respuesta nuclear “libertad” es la primera en importancia cuando se cuestiona al estudiantado sobre sus principales derechos ciudadanos, por encima del DERECHO A LA VIDA, el cual es la tercera respuesta. Aunque de manera muy secundaria, pero llegan a significar a la ética como “libertad”. En la periferia pero muy cercana al núcleo central y dentro de las respuestas más importantes, la indican como uno de los principales valores humanos. La solidaridad la significan como “libertad” si bien no como una de las respuestas más importantes ya que figura en el nivel intermedio de la periferia. Consideran como principales derechos humanos a la “libertad” primero y luego a “vivir”, respuestas únicas del núcleo de la representación correspondiente y donde se vuelve a ver como privilegian a la libertad otra vez antes que a la VIDA, sin darse cuenta de que sin vida simplemente la libertad no es posible.
Para el resto de las especies (especies no humanas) consideran de suma importancia a la “libertad” la cual es una de las principales respuestas de la representación correspondiente. El progreso tanto como el desarrollo son “libertad” aunque sólo en el nivel intermedio de la periferia de sus correspondientes representaciones. A la ciencia también la significan como “libertad” como  respuesta muy secundaria. Cultura es “libertad” si bien de manera muy secundaria también. Con muy baja importancia pero la “libertad” aparece entre las respuestas que representan al proceso de globalización. La diversidad cultural le significa al alumnado “libertad” siendo la cuarta respuesta dentro del núcleo central, o sea, muy importante, importancia reforzada cuando se ve que es la cuarta de entre más de 430 contestaciones distintas. Es la segunda respuesta más importante de la representación de la democracia de entre alrededor de 320  distintas. Dentro de las respuestas más importantes pese a no ser nuclear, figura entre las más de 260 distintas de identificación de los elementos más importantes de un buen sistema de gobierno.
Todo ello señala directamente la importancia que tiene para el alumnado la libertad y sus diferentes manifestaciones y, acusa sus deseos de la misma. Libertad que puede ser manipulada por el modelo imperante para desarrollar su liberalismo característico. Sin embargo, tan altas consideraciones de la libertad para nuestro alumnado también pueden interpretarse como parte de su propia naturaleza por la etapa general del crecimiento físico-psíquico por el que, en su gran mayoría se encuentran cursando, puesto que son estudiantes jóvenes y parte de esa juventud se expresa en sus deseos, ansias y formas de asumir la propia libertad. No podemos despegarnos de la sabiduría común que dice: “ser joven es ser libertario” y/o viceversa.
            La transformación de la civilización no es gratuita, cuesta y sus costos son altos. Los grupos del poder no pagan estos costos, son pagados por todas las demás personas, a las cuales jamás se les consultó sobre el caso. El modelo supone agentes sistémicos inanimados a los sujetos (por eso son sujetos: sujeción en este caso, por inanimación y más en el sentido directo de carencia de alma) y no se detiene ni se detendrá a preguntarles sus pareceres sobre los cambios habidos o los que vendrán (Roitman, 2003). En este modelo las personas no cuentan como mentes sino como mano de obra, “materia prima” (somos “recursos humanos” o “capital humano”, también “capital social”, no seres humanos), consumidores, votantes y “legitimadores”. Se les niega el derecho a elegir su propio destino, su destino ya fue prediseñado. En el mejor de los casos se les brindan algunas opciones (que suelen ser maniqueas), pero se le ocultan y vedan las alternativas: puede realizar “sencillas” elecciones de algunas opciones, pero dentro de esa lista de opciones, no tiene alguna que sea una ALTERNATIVA real. Las alternativas existen solamente para el grupo de poder. El poder tiende al monopolismo y en ese tenor se constituye en detentor exclusivo de las alternativas. Entendiendo éstas en el sentido etimológico del término: otro asunto, otra cosa y, en nuestro caso, otro tipo de opción, otros tipos de opciones no un solo tipo de las mismas.
            Sin embargo, como el humano es un zoon politikon siente y cree que por su misma naturaleza necesita ejercer su derecho de elección (y todos sus derechos, aunque no los conozca bien y tampoco sepa cómo surgieron ni qué puede hacer con ellos). Así, en las representaciones sociales del alumnado se puede determinar que no conocen muy bien sus derechos; cuando se les cuestiona sobre sus principales derechos ciudadanos emiten una larga lista de poco más de 140 respuestas distintas, donde incluyen como derechos: “poder”, “producir” (idea muy adecuada al modelo productivista y donde se ve con claridad el impacto de penetración del adoctrinamiento del sistema), “ser bueno”, “análisis”, “experimentar”, “querer mi familia”, “ser buen ciudadano”. En la representación sobre los derechos humanos igualmente lanzan una larga lista de más de 110 derechos diferentes entre los cuales están: “familia” respuesta que también aparece en la representación anterior, “conciencia”, “amistad”, “empatía”, “sabiduría”. Finalmente, en la representación que plantea para qué le sirve el conocer las leyes, el alumnado aplica más de 230 respuestas distintas, entre las que se encuentran: “nada”, “atacar” (independientemente de “acatar”), “romperlas”, “burlarlas”, “decepción”, “dominar”, “oprimir”, “poder”, donde se ve fácilmente el sello del liberalismo condicionando las mentes de nuestros estudiantes universitarios. 
Para cubrir ese derecho a elegir, el sistema se apresta para dotar a su “operador sistémico” de opciones en todos los casos y niveles de la vida, hasta llegar a una especie de locura de las masas en la cantidad de opciones (no alternativas), algunas rayanas en lo ridículo o estrafalario, muchas caracterizadas por la superficialidad que conllevan, otras que alcanzan el absurdo. La civilización de hoy se ve múltiplemente sectada por absurdos de todo tipo, hasta increíbles, donde el agente sistémico incluso llega a reclamar su derecho a ser tomado en cuenta para la explotación del modelo explotador, que muchas veces lo esclaviza denigrándolo, cosificándolo y dándole un valor inferior a sí mismo.
            Así, como un ejemplo, puede asistir al mall o “templo de las compras” (Sarlo, 1994) más cercano (o más alejado, puesto que es su opción y puede elegirla) y decidir qué papel higiénico llevará de entre una oferta impresionante (e innecesaria). Pero además podrá elegir el modo de pago e incluso sus opciones parten desde el momento que ya no tiene que salir de casa para hacer tal compra. Su compra puede hacerla por teléfono, por internet, etc. o quizás su opción arranque desde simplemente ordenarle o no a su ayudante (empleado) que resuelva tan “tremendo” menester... (la civilización moderna guarda amplios caracteres de ironía).
            El modelo consumidor-consumista promueve el liberalismo, la sociedad es cada vez más permisiva. Se brindan las condiciones para rematar las obsoletas reglas sociales. Hay un cambio de esas añejas normas (dentro de este modelo, lo viejo es un valor negativo) y son reemplazadas por otras más sencillas y a la mano lo que dice contingentes. Se relaja lo convencional. Se reinventa lo convencional que también es modificado. Ahora es “convencional” hacer exterior la ropa interior (nos vemos y sentimos “sexys”) y mientras más llamativa y repetida sea tal “proeza” de “realización personal”, más aceptado será el acto por los distintos grupos sociales. La repetición ad nauseam en esta civilización es prueba suficiente de validación convalidada. Exhibir los problemas y defectos más exasperados y exasperantes a través de un medio masivo de comunicación (así les llaman) de una persona y sus allegados, también es meramente convencional. Esto es sociedad permisiva, relajamiento, reducción de la civilidad, no sustentabilidad.
            La sociedad de este modelo civilizatorio en su permisividad contiene altas dosis de exhibicionismo, cinismo, vulgaridad (vulgarización), mal gusto, ignorancia, prejuicios, perjuicios, inmoralidad, anomia, desvirtuación, negación, relajación, individualismo negativo (egoísmo nefando), indiferencia, frustración, desarrollo de complejos y traumas, deshonor, desmanes y hedonismo capital, entre otras características muy propias y “útiles” (pragmatismo exaltado) para sus finalidades y medios, que no tienen nada que ver con el buen desarrollo de la civilidad ni tampoco con la ambientalización requerida para un desarrollo sustentable.
            La civilidad es un escollo para la civilización operante. El alumnado, en parte, lo está asumiendo así y por ello la falta de civilidad no es considerada (explícitamente) en las representaciones sociales como un problema ambiental, ni como causa de los problemas ambientales; tampoco aparece la civilidad como una de las soluciones propuestas a estos problemas. Empero esta civilización como modelo existencial requiere de sus propias reglas, aunque carezcan de la legitimidad mínima. Se generan, entonces, cambios a los principios y valores. Las reglas cambian igual que sus fundamentos (los cuales llegan a pervertirse). Hay nuevos principios y valores. Unos son transformados, modelados a las circunstancias del momento, lo que pacta su carácter de contingentes, otros son desaparecidos. Surgen otros a cambio, en general, no muy claros ni bien plasmados (Ríos y colaboradores, 2001).
            El modelo de civilización moderna no es anético ni amoral. Posee su propia ética y moral. No obstante, la propia ética se recontextualiza en la ambientalización o civilidad ampliada. Ahora los actores no son ya sólo los humanos. Se extiende la eticidad a las demás especies y hasta a materias inanimadas: suelos, aguas, aire, paisaje, etc. Parte de la contextualización de la ética se da por la presencia de nuevas problemáticas antes inexistentes u obviadas: la manipulación genética, el agujero de la capa de Ozono, el cambio climático, etc. Asuntos más o menos recientes para los cuales no se tiene todavía una cobertura ética actualizada y pertinente (Sosa, 1997).
            Sin embargo, la ética que viene desde tiempos antiguos aun conserva su validez dentro de la civilización de hoy (Varcárcel, 2002). Pese a ser una idea de baja importancia entre el alumnado, se sigue considerando a la ética como algo necesario para la vida. Permanece mostrando que a los asuntos socioambientales será siempre preferible manejarlos por los valores y principios que por medio de intereses. Los intereses son más volátiles e individualistas que los valores-principios. De alguna manera el alumnado está reconociendo esto y por ello representan a la ética como materia de “valores” y de “principios” que son la primera y la sexta respuestas mencionadas, en cambio el asumir a la ética como asunto de intereses es una consideración ausente en su representación.
            El desarrollo sustentable tiene su propia eticidad y tiene que enfrentarse a los viejos y nuevos valores que no lo alimentan. Una eticidad que busca el equilibrio humanidad-naturaleza e individualidad-sociedad (Bifani, 1991).
            Un signo de la modernidad de la civilización actual es su notoria decadencia, expuesta en muchas formas y momentos: actitudes, actos, comportamientos y conductas. Con gran facilidad se puede observar como lo decadente del modelo se refleja ampliamente en la permisividad: la sociedad ya modernizada, no admite limitaciones “vacuas” a la egolatría. El humano tiene que ser, cueste lo que cueste. La fama y el éxito valen más que su propia vida, después de todo “sólo se vive una vez” y “nadie sale vivo de aquí”. Se debe ser feliz y no hay reglas válidas para impedir esa felicidad. Las viejas normas agotan el ser y bloquean su felicidad; restringen, disciplinan y el modelo no quiere disciplina, la disciplina no forma parte de sus fines ni de sus medios, para eso están la alienación y el alineamiento, no se diga el conformismo.
El operador sistémico dentro de su necesidad de felicidad no requiere de disciplina. El agente-operador del sistema no tiene que pensar y por lo tanto la disciplina no tiene que ver con tales operadores. Esto puede observarse en la información recopilada en la encuesta, cuando vemos que en el significado de la ética, la representación social del alumnado apenas presenta la respuesta “disciplina” en el sistema periférico alejado. La “disciplina” no forma parte de la representación de la calidad de vida. Es una idea irrelevante dentro de la representación de la cultura, es decir, que de acuerdo a los educandos, la cultura no tiene que ver con la “disciplina”. Tampoco tiene que ver según ellos con la democracia. Es una consideración sin importancia en la representación de los elementos que debe tener un buen sistema de gobierno, siendo ésta una grave deficiencia. Carece de importancia dentro de los valores humanos, al igual que en el significado de la ciencia y ésta última observación es bastante delicada, siendo que la disciplina es una cualidad sobresaliente de la ciencia, la ciencia contiene un elevado índice de disciplina (Woolgar, 1991) de ello que la ciencia “normal” mejor dicho común se subdivida en disciplinas diversas.
Según el alumnado la “disciplina” no tiene que ver con el progreso ni con el desarrollo, siendo que ambos procesos luchan directamente contra el caos de los sistemas y eso es disciplina, la ausencia de estas ideas es importante. Lo mismo sucede cuando se registra a la “indisciplina” como un problema ambiental con una sola mención de entre casi 2300 respuestas emitidas, o sea, es cuantitativamente insignificante. La falta de disciplina o la indisciplina no forman parte de la representación de las causas de los problemas sociales, según el alumnado. La “disciplina” sólo es una respuesta demasiado secundaria en la representación de las soluciones a la problemática ambiental. Así podemos mostrar que la disciplina no forma parte del cosmos de ideas del alumnado.
Muestra transparente de que la disciplina no es parte del modelo operante, es el caos en el cual se lleva a cabo la vida actual, donde el sujeto común ya no vive sino sólo sobrevive, sólo y solo. Por ello el alumnado representa las preferencias del entorno en que quisiera vivir con respuestas como: “solidario”, “comunicativo”, “con mis padres”, “de convivencia”, “lleno de vida”, “más vivo”, “participativo”, “poblado”, “sin maldad”, “sin ruido”, “sobrio”, “unido” en un acuse de su necesidad de cohabitar, de compartir su existencia (Toledo, 2003). Igualmente se presenta un dejo en este sentido cuando aunque a un nivel muy secundario, se considera en la representación social a la ética como “compartir”. Sin embargo, mayor jerarquía encuentra la respuesta “compartir” en la representación de la solidaridad, a pesar de que se ubica fuera del núcleo central pero llegando a ser la sexta en importancia de entre un total cercano a 200 respuestas distintas. Terminando con la representación del desarrollo, donde si bien vuelve a ser una respuesta muy colateral, de todos modos forma parte de su significación, es decir, que a “compartir” se le ve relacionado con el desarrollo, un buen punto de ambientalización del estudiantado referente.
            El liberalismo del modelo critica la inmovilidad que la normatividad acuña sobre los sujetos y promueve su cambio. Éste CAMBIO es uno de los nuevos valores y, una necesidad (Galbraith, 1997). Sólo que en un difícil planteamiento complicado y aparentemente contradictorio, el sistema impuesto busca el cambio sin que haya cambio (una especie de sofisma). Quiere cambiar viejas estructuras por nuevas, quiere cambiar a los humanos y sus relaciones, pero no quiere ni el cambio basal ni el medular. Busca cambios nimios, insignificantes (adaptados para el operador sistémico que no puede ni debe pensar, por definición), jamás llegará a presentar el cambio real, el basal, el importante, pues tal cambio implicaría la autodestrucción del modelo.
            No obstante, el cambio también es un valor ambiental, lo cual no implica directamente que sea un valor ambientalizado, éste último tipo de valores son los importantes para la sustentabilidad. Es un valor ambiental dado que el modelo sustentable pide cambios mayores y menores. La sustentabilidad de un sistema depende de su dinamismo, el inmovilismo es una limitante para el mismo modelo sustentable el cual no es estático y por lo tanto recurre al cambio. El “cambio” y algunas ideas muy cercanas a él aparecen en el alumnado. En la importante representación sobre las razones para elegir sus licenciaturas mencionan estas ideas. Los educandos están siendo parte de lo discutido aquí. Es una respuesta importante, no nuclear, pero es la novena dentro de la representación del progreso, la cual presenta alrededor de 240 respuestas distintas. Algo semejante ocurre con la representación del desarrollo, no es nuclear pero es la número 12 de entre más de 310 distintas. Aparece a nivel intermedio en la periferia de la representación de la ciencia y es aun más secundaria en la de la tecnología, pero figura en estas importantes representaciones sociales. En la información correspondiente a la globalización es la tercera de entre alrededor de 600 respuestas distintas.
            La DIVERSIDAD es otro valor nuevo (Eldredge, 2001), forma parte de algunas ecoutopías (Aledo, 2001). Lo diverso se considera valioso, mientras mayor diversidad contenga un sistema, en general se le aprecia más. El alumnado llega a contemplarlo dentro de su representación de los valores humanos y también en lo que le significa la cultura y el proceso de globalización. Incluso toman “diversidad” como una de sus razones para elegir su licenciatura. Forma parte de lo que les significa la democracia tanto como de los elementos de un buen sistema de gobierno. Entra en su listado de derechos principales con la respuesta “diversidad cultural”, así como en su lista de derechos humanos aunque sean contestaciones de baja importancia dentro de su propio espacio informativo. Mismo caso de su representación del progreso y hasta de la ciencia y, es una significativa ausencia en su representación del desarrollo puesto que una de las características preponderantes del mismo es la diversificación.
Este valor entra en contradicción con el proceso globalizante del orbe, donde se aplica la homogenización de la vida. Hay una lucha entre mantener la diversidad e imponer la homogeneidad. Como valor ambientalizado, la sustentabilidad busca el equilibrio de ambos procesos: diversidad y homogeneidad en las medidas precisas de lo necesario y en la orientación hacia el bien común socioambiental.
            Otro valor nuevo componente también de algunas ecoutopías es lo NATURAL (Aledo, 2001 y Jacorzynski, 2004), valor actualizado y adaptado al modelo civilizatorio impuesto. Lo natural vendido ahora y comercializado como “Etiqueta Verde”. Concepción dirigida a un tipo centrado de consumidor, el consumidor ecologista que está dispuesto a pagar (si puede hacerlo) un sobreprecio por este tipo de productos (orgánicos, reciclados y demás) con la idea de que consume más ambientalizadamente. La Etiqueta Verde vende bien. No es gratuita la gran importancia de lo natural que demuestra el alumnado cuando compara productos naturales contra productos industrializados, donde se puede apreciar el marcado “desdén” que dicen tener por los segundos.
            Igual sucede con la revivificación del AMOR (Savater, 2002), al cual el estudiantado presenta como uno de los derechos humanos y uno de sus derechos ciudadanos. El amor es un valor realimentado que ahora es atendido mediante otra inmensa industria que transforma en material lo inmaterial. El amor esencia se muta en amor comercializado y se genera un cosmos que de manera instrumentalista sobresatisface esta necesidad básica de pertenencia e identidad humanas.
            Eclécticamente se extiende el amor a las demás especies, al cielo y las montañas, reacopiando idealizaciones y romanticismo en parte extraído de las ecoutopías biocentristas. Este amor por lo natural y lo mismo natural como valor se pueden detectar cuando se observa que el estudiantado en el núcleo central de la representación social de la relación entre el humano y la naturaleza señala que debe ser “amistosa”, “cordial”, “humana” y, en la periferia más cercana la indica como “respetuosa”, “pacífica”, denotando un reconocimiento de alta valoración a lo natural, incluso hasta posibles niveles de entendimiento de lo natural como la Otredad. Esto se refuerza cuando aparece, aunque en la periferia más alejada, la respuesta que significa a la ética como “amor”.
            Un valor más de la civilización moderna es la INFORMACIÓN (Roszak, 1990), la cual se concibe incluso como un derecho (el alumnado también lo considera así) y es altamente exigido. Hoy “estar informado” es un valor. Se trastocó el valor de la cultura, se toma ahora estar informado por estar o ser cultivado. Pero estar informado realmente es distinto de entender, comprender, manejar ambientalmente la información.
            Hoy “ser democrático” es otro valor nuevo, la DEMOCRACIA es igualmente revivificada en el actual sistema existencial (Sartori, 2007). Al principio de la democracia ser democrático era pertenecer a un grupo radical, menospreciado y despreciado. Ser democrático era malo y se podía castigar al democrático. Hoy ser democrático es estar a la moda y pertenecer a la era en que se vive. Ser democrático ahora es bueno. En realidad esta idea no corresponde a una ambientalización sustentable pertinente. Es una idea sesgada. La democracia es una forma de gobierno y a la vez una forma de atender ciertos asuntos y problemas. No todo tiene que ser democrático y no todo tiene que ver con la democracia. Hay otras formas de gobierno que pueden ser tan buenas o mejores que la democracia. Hasta el momento la democracia sigue siendo una utopía, realizable pero aun utopía. La democracia no es un derecho, el estudiantado tiene la idea de que sí y se inclinan por una figura de democracia liberal relegando considerablemente a la democracia pluralista (en la representación social de la democracia “libertad” es la segunda respuesta nuclear siendo mencionada en 221 ocasiones, mientras que, “pluralidad” aparece hasta la periferia más alejada, apenas registrándose tres veces y mencionada como segunda opción de respuesta). Sería lo mismo que vieran al absolutismo, la plutocracia, la oligocracia, la dictadura como su derecho sólo por el hecho de estar insertos en tales tipos de gobernancia. A nombre de la democracia los democráticos han cometido todo tipo de abusos y delitos hasta criminales. El derecho real es a tener un buen sistema de gobierno independientemente de su modo o tipo, digamos de su “etiquetado”.
            La SEGURIDAD también es un valor recompuesto, precisamente resultante de la inseguridad creada por el modelo desarrollista operante (Torres, 2006), vivimos hoy en la “sociedad del riesgo”. Así se puede observar cuando en la representación del tipo de entorno preferido, la respuesta “seguro” es la cuarta en importancia con 202 menciones. Es la octava de entre poco más de 140 en la lista de derechos ciudadanos. Ocupa el lugar 12 en la lista de derechos humanos mencionados por el alumnado de entre más de 100 respuestas distintas. A nivel intermedio de la periferia correspondiente figura como uno de los problemas ambientales del país. Presentando a la vez una situación similar en la representación de las causas de los problemas ambientales al igual que en la referida a las soluciones a este tipo de problemas. Aparece con importancia media entre los elementos de un buen sistema de gobierno. Es una idea importante en la significación de la calidad de vida.
            La seguridad es un valor renovado y palpitante hoy, sumamente exigido, puesto que el salvaguardarla se ha vuelto una necesidad para el humano ordinario y se ha originado una gran industria mundial para satisfacer esa “necesidad nueva”. El ciclo completo se cumple: se genera la necesidad y luego sus satisfactores  y bienes de muchísimos tipos, niveles y precios; la seguridad como derecho pasa a segundo plano y en realidad es manejada como una mercancía o servicio más. Y ni siquiera mencionamos aquí la SEGURIDAD SOCIAL con sus diferentes componentes. Materia “prohibida” en el modelo y asunto-problema que tiende a ser desaparecido por el propio sistema, ya sea de modo directo o indirecto pero no por resolverlo sino por lo contrario.
            La lista de valores nuevos o transformados es más amplia y tiene que ser confrontada con la añeja lista de valores de las tradiciones culturales milenarias, para determinar su validez ambiental y sus posibilidades de ambientalización, o sea, de sustentabilidad. Sólo así, estos valores podrán ser portadores de la sustentabilidad que busca ser proyectada en forma de desarrollo socializado valedero y perdurable. Igualmente, el proceso civilizatorio revisitado por la sustentabilidad pide una ética fundada en valores y principios ambientalizados que procuren a la vez, la reubicación del ser humano en el concierto (desconcierto actual) mundial reconociéndolo como persona digna y capaz de decidir su propia existencia individual y colectiva, persona humana, el individuo de la sustentabilidad en coevolución con el entorno mediato e inmediato, practicante consciente y corresponsable de una civilidad trascendente y de largo aliento: civilidad en una palabra, HUMANA, reconstituyente de nuestra civilización deseada y deseable.

Conclusiones 
ü  La civilización ha evolucionado aceleradamente y ha tenido resultados positivos y negativos en cuanto al desarrollo de los individuos y de las sociedades.
ü  El balance entre los logros positivos y negativos del proceso civilizatorio en sus intentos de búsqueda del desarrollo no es bueno ni satisfactorio para las grandes mayorías sociales ni para el resto del orbe.
ü  El avance de la civilización dado no ha sido guiado por elementos de sustentabilidad.
ü  El avance de la civilización no ha implicado un proceso positivo para la evolución de la civilidad, al contrario, la ha afectado severamente, reduciéndola y con una tendencia hacia su desaparición.
ü  Parte importante de la impactación sobre la civilidad consiste en la propia afectación de los sistemas axiológicos presentes y de sus bases de sustentación.
ü  El alumnado universitario encuestado, siendo coparticipe de su época (la moderna tardía-posmoderna), se ve envuelto en el sistema imperante y responde a él expresando ideas, tendencias y demás que dejan ver el avance que los postulados y medios del sistema han logrado en sus seres.
ü  Hay evidencia de que el sistema ha cobrado triunfos en el pensamiento del alumnado encuestado con señales que indican que han sido adoctrinados en las vías del sistema y, por lo tanto, expresan respuestas que le son apropiadas al grupo del poder dominante.
ü  Hay evidencia de que los encuestados presentan giros mentales de resistencia a las operaciones del sistema impuesto, mostrando rasgos tendientes a la sustentabilidad de los ecosistemas, humanos o no humanos.
ü  El sistema educativo mexicano debe redoblar sus esfuerzos por reducir el impacto negativo del modelo existencial dominante sobre los miembros de la sociedad en general y sobre los universitarios en particular.
ü  Una educación escolar buena para la vida es incondicional de una educación ambientalizada (esto es, humanizada) y ésta involucra a la propia educación universitaria.
ü  La lucha contra el dominio de los modelos existenciales del poder hegemónico es al mismo tiempo la búsqueda de la sustentabilidad en el orbe. La educación (escolar o no) es un instrumento viable para dar ésta lucha.  

Referencias
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*Profesor del Departamento Universitario para el Desarrollo Sustentable del Instituto de Ciencias en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP)

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